Es miércoles, día de cine para pobres. Después del típico dilema de escoger película y hacer fila, entras y te encuentras con el segundo: los snacks. Desde hace mucho que el repertorio de la dulcería han dejado de ser sólo palomitas, nachos y refrescos; pues ya hasta venden sushi y micheladas en los VIP, así que el dilema se vuelve más grande.
Divangando, tu mirada se detiene en el pobre empleado (las experiencias nada gratas de éstos empleados no son asunto de este blog, pero si interesantes, pero quien no conoce a uno) que trabaja en la cafetería, frente a una gran plancha circular y con cucharón en mano, que con una destreza similar a los franceses, prepara la crepa frente al comensal. Ves como la rellena; la deseas. Mientras la dobla, salivas. Pero oh contrariedad, recordaste que es miércoles de pobres y no hay cupón de crepa gratis.
Si te has quedado con el antojo mas de una vez, aquí una receta sencilla para que esas ganas se satisfagan ya.
1 taza de harina
½ cdta de sal
¼ taza de azúcar
1 1/3 taza de leche
2 huevos batidos
extracto de vainilla
30g de mantequilla derretida o un tercio de barra.
Todo esto va a la licuadora, y se deja por unos 15 minutos reposar. La mezcla tiene que estar aguada, para nada como la de los hot cakes, pues de esto depende mucho el grosor de la crepa, que debe ser delgada.
Se vierte en una sartén antiadherente BIEN CALIENTE, de preferencia en una del diámetro en que quieran las crepas, así cubrirán el fondo y quedará redondita. Pongan lo suficiente, NO DEMASIADO, pueden voltear un poco la sartén para que alcance a cubrir el fondo.
Una vez que los bordes de la crepa estén secos y se despeguen del sartén es momento de voltearla. Como puedan, con la mano, un volteador o con el famoso movimiento de sartén. Déjenla por unos 10 segundos más y ya esta lista.
El relleno. En gustos se rompen géneros, chocolate, cajeta, queso crema, mermeladas, frutas, crema batida, nutela, jarabe. Estas dos son mis sugerencias, para salir de la típica crepa.
El irlandés, a propósito del día de San Patricio, simplemente es cajeta que se pone al fuego bajo con un poco de leche y crema de whisky; se deja reducir un poco y se le agrega una cucharadita de mantequilla y se apaga. Ésta puede usarse como salsa o como relleno si lo dejan espesar mas.
El alemán, inspirado en el strudel. Derrite mantequilla, agrega un poco de azúcar y manzanas rebanadas (verdes o amarillas, mexicanas o gringas). Deja que se caramelice, agrega un chorrito de vino blanco o una gotas de jugo de limón, y si eres aventurero, o pirómano, flamea. Condimenta con canela y nuez moscada recién molida.
Con esta receta el chico que invito a la novia al cine se redimirá de su escueta cita, o ya saben que entrará de contrabando el próximo miércoles.
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